mayo 30, 2006

Exceso de cine, cuento

Exceso de cine

Salió del cine con la furia pintada en su rostro. ¿ Cómo era posible que le hicieran
aquello y que no se diera cuenta hasta ese momento?. La película tenía bastantes años y de pura dejación no había ido a verla nunca: Por eso no se había dado cuenta de la coincidencia iba mucha más allá del nombre.
Decía llamarse Forrest Gump y estaba allí, parado a la salida del cine sin poder creer hasta donde podía llegar la sinverguenzura de la gente. El Forrest de la película era hijo único de una viuda, como él. El Forrest de la película había corrido sin parara por más de tres años como él. Y como él, creía que la vida era idéntica a una caja de chocolates.
En cuanto llegara a su casa le escribiría al guionista y al director de su historia. Tendrían que pagarle los derechos por llevar su vida a la pantalla si es que no querían problemas y líos con la justicia. Y también tendrían que entregarle el Oscar que habían ganado con sus vivencias. Era lo justo.
Miró el reloj. Demasiado temprano. Tenía varias horas disponibles antes de que el bus escolar trajera a su hijo de regreso. Pensó en ver a otra película. Tal vez así se le pasara el mal rato que acababa de enfrentar.
Al salir nuevamente de la sala tenía un sentimiento extraño de abandono y soledad. Una falta de respeto que su vida fuera así de explotada sin pedirle autorización.
El frío de sentir la ropa mojada le calaba hasta los huesos y le hacía tiritar. Movió un mechón de su cabello rojizo de su frente. Pensó en lo que había pasado. Había perdido al amor de su vida y ya nada sería igual. Metió la mano en el bolsillo del abrigo tratando de buscar su joya, el famoso diamante llamado “ El corazón del océano” pero no lo encontró. Se preguntó si en verdad lo había perdido en el naufragio cuando su amado Jack se hundía junto al Titanic.

1 Comments:

Blogger Sangha Kosen said...

Está buenísimo!!!. Me gustó gustó mucho. abrazos

20:33  

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